Desde el principio de la civilización el ser humano se hace, una y otra vez, la misma pregunta: para qué estoy aquí..?, cuál es el objeto de la vida?
Durante milenios, esa pregunta fué formulada por los sacerdotes de Babilonia y de Egipto; por los profetas de Israel; por Homero y por Hesíodo; por Anaximandro y por Platón; por Kant y por Nietzsche; por Freud y por la ciencia contemporánea.
Bueno. El domingo pasado, mientras estaba recalentando media fugazzeta en el microondas, YO encontré la respuesta: el único objetivo de la vida es comprar y vender.
Todas esas boludeces sobre el hombre cósmico, la perpetuación de la especie, la felicidad que dan los nietos y el encuentro kármico de la humanidad con alguien no se sabe cuando ni donde, son sólo eso: reverendas boludeces.
El único destino cierto, la meta universal es comprar y vender.
Vender más para poder comprar más. Comprar más para tener más para vender.
La ciencia y la medicina no tienen nada que ver con que el ser humano viva más sano por más tiempo y podamos disfrutar bien del geriátrico.
Nada de eso. La meta es lograr que la gente viva más tiempo para poder venderle más cosas durante más tiempo.
Los religiosos no se oponen al aborto por razones piadosas o por respeto a la vida, sino que por el aborto se pierden millones y millones de bautismos, comuniones, circuncisiones, barmirtzves, matrimonios y defunciones re-gla-men-tarias por año.
Cientos de millones de oportunidades de venta perdidas.
El liberalismo es el nuevo fantasma que recorre el mundo.
Algo que ver con la libertad? Cazzo!
Si hay economía de mercado en más países, habrá más competencia y más ventas y más compras y más consumismo.
El marketing y la publicidad terminaron dedicándose a crear más productos para que más consumidores compren más veces lo mismo bajo diferentes nombres con dinero que no tienen.
Los mismos consumidores que, a su vez, sólo tienen un objetivo: vender, objetivo que sólo dejan de lado cuando compran.
Si nuestra sociedad actual estuviera constituída solamente por dos personas que vivieran en una isla apartada del mundo y que 8 horas al día, de lunes a viernes, se vendieran cada vez más cosas entre ellas, queriendo ganar en cada transacción un poco más, diríamos que esas dos personas están completamente locas.
Pero si las multiplicamos por 3300 millones y a la isla la llamamos "mundo" y a ese movimiento le decimos "economía de escala" y "mercados globales", todo está perfectamente bien; lo que demuestra que para que uno sea considerado normal tiene que ser tan boludo como los demás y vivir tan confundido como ellos.
En algún momento remoto de la historia de la incivilización, un hombre primitivo tomó una decisión equivocada.
Como probablemente era tan imbécil como para haber sido elegido como mandatario de su tribu, ésta lo imitó.
Esa conducta pasó a las siguientes generaciones.
Y así, por alguna taradez cometida vaya a saber en qué caverna, estamos acá, en un mundo equivocado, vendiéndonos cosas entre nosotros.
Ustedes creen que entraron a este blog para distraerse y pasarla bien?
Están muy equivocados! Ustedes están leyendo esto para comprar unos minutos de espectáculo; para a constituírse en propietarios de un momento, de un recuerdo.
Al igual que yo, que no me interesa para nada decirles lo que les digo, ni divertirlos, ni emocionarlos, ni nada de nada.
No: mi único objetivo aquí es vender, facturar.
Y con lo que voy a ganar con lo que ustedes compraron para comprar lo que en realidad compraron, yo voy a salir a comprar las cosas que todos ustedes fabriquen y vendan.
Porque si no hiciera eso, rompería el sagrado objetivo instituído y me volvería un tipo muy peligroso, un renegado fuera de la sociedad.
Y nadie esperaría eso de alguien como yo, famoso y respetado publicitario y hombre de marketing que, desde hace más de 40 años es puntal firme y sostén fiel de este sistema; de alguien como yo que, desde hace casi medio siglo, fué uno de los que borró de su agenda el verbo "colaborar" y escribió "competir", porque así iba a ganar muchísimo dinero para poder comprarse esta computadora y este disfraz de bloggero y venderles a ustedes este gran verso.
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