jueves, 2 de abril de 2009

Tragando sapos

Todavía hoy, con el cuerpo de Alfonsín entre el velorio y la tumba, sigo leyendo manifestaciones de desprecio sobre aquella "valija llena de dólares" del Pacto de Olivos.
Los argentinos siempre hemos sido afectos a las valijas llenas de dólares. Las de Bordón, las de Antonini Wilson y otras valijas que han hecho las delicias del odio de tantos contra otros.
La valija llena de dólares de Alfonsín la conocí de cerca.
Me lo encontré en una cena de fin de año, el 30 de diciembre 1993 y al acercarme a saludarlo a su mesa, me abrazó y me dijo "justo lo andaba buscando!. Llámeme mañana que tenemos que hablar".
El 2 de enero a la tarde estábamos los dos solos en su departamento de siempre de la avenida Santa Fé.
Alfonsín preparó un té para él y un café para mi y me invitó a sentarme.
"Mire. Me decidí a impulsar la reforma de la constitución y necesito que dirija la campaña publicitaria".
No me esperaba ese comentario.
"Porqué va a hacer eso, Presidente?"
"Porque el pais no podría soportar una reforma tramposa hecha entre gallos y medianoches con la mayoría menemista en el Congreso; y usted sabe que ellos son capaces de eso. La reforma del 49 excluyó a la oposición y terminó mal esa historia. La del 57 dejó afuera al peronismo, que estaba proscripto, y terminó peor, mucho peor. Tenemos que lograr consenso y amplio"
"Presidente: lo único que se me ocurre en este momento es que usted se va a tener que comer muchos sapos", le repliqué.
Me miró comprensivamente con esa sonrisa triste tan propia de él.
Hicimos la campaña y la UCR hizo la peor elección de su historia hasta ese momento.
Volví a encontrarme con Alfonsín un par de veranos más tarde, cuando me pidió que lo acompañara a lo que en ese momento era ATC para que le diera un poco de letra sobre aquella campaña durante una audición en vivo,
Salimos desde aquél mismo departamento: Alfonsín y yo en el asiento trasero de un Falcon con varios años de andar por las rutas. El calor era tremendo y el auto no tenía aire acondicionado.
"Doctor: porqué no cambia este cachivache?"
"Bueno, tengo tres razones por las que no puedo cambiarlo-me contestó- Una es que no tengo plata. Las otras dos razones no tienen la menor importancia" Y se rió con ganas adentro de ese horno.
Ahí está la respuesta a la valija llena de dólares que se llevó el malandrín corrupto al firmar el Pacto de Olivos...