domingo, 9 de noviembre de 2008

¡Entre al Fascinante Mundo del Gefilte Fish!

El Gefilte Fish es uno de los peces más curiosos del mundo.
Para empezar pertenece al tipo de los vertebrados, pero no tiene espinas. Esta característica es común a las dos especies - Cacerolae y Hornii - y a las diversas familias: Varshever Majaie, Gezaltzener Ñepoñemai, Ultrasweet Galitzianer y Iékische Karpf Perfektionen, entre otras.
El Gefilte Fish suele tener una forma vagamente redondeada, haciendo prácticamente imposible que se pueda distinguir la cabeza de la cola.
En el lugar donde otros peces tienen la aleta dorsal, el Gefilte Fish lleva una rodaja de zanahoria. Se desconoce cual es el uso preciso que el Gefilte Fish le da a la zanahoria, pero algunos creen que como la zanahoria no engorda, la usa como un señuelo irresistible para mujeres.
El hábitat del Gefilte Fish tambien es muy extraño. Un tercio vive en agua dulce, otro tercio lo hace en agua salada y el tercio restante, indistintamente en ríos, mares y lagunas.
Es posible encontrarlo invernando. Para eso, se rodea de una gelatina livianita y se mete en uno lugar conocido por los pescadores de Gefilte Fish como "sloi".
Su técnica de pesca tambien es muy peculiar. No se usa anzuelo ni red.
Basta poner un poco de jrein o de matze en la orilla y chasquear con la lengua haciendo ruidos de "mmmmmh!, que rico!". Al oír esos sonidos, el Gefilte Fish salta al plato del pescador. Lo más curioso del asunto es que cuantas más veces se hace el ruidito, más veces salta el Gefilte Fish al plato.
El Gefilte Fish nada siempre contra la corriente. No por algo en especial, sino simplemente porque le gusta mucho.
El Gefilte Fish nunca nada solo. Por el contrario: además de andar siempre en cardúmenes excesivamente grandes, entre marzo y abril (nunca en la misma fecha) es seguido por otras especies, básicamente la de los Alkaseltzers.
(Pronto, en esta misma serie de JAIE WELT, un nuevo e interesante artículo: "Adopte un kishke como mascota")

Como preparar una idische mame

Primero, hace falta una olla bien grande, como esa que le prestó a la vilde jaie de la vecina y que se la devolvió toda abollada y se hizo la distraída, ¿se acuerda?
Y bueno: a goie blaibt a goie.
¿Tiene una gallina, de esas bien gordas?
¡Bien!. Sáquele las plumas, las entrañas, los huesos y la carne.
¿Qué le queda? !Schmaltz! !Lo más sano que hay! ¡Excelente para el colesterol!
Pique 4 o 5 cebollas grandes, de esas medio chatas que son las que hacen llorar mejor y fríalas junto con la piel cortada en pedacitos, para ir creando la piedra filosofal: los gríbalaj.
Bueno, ya tiene la base.
Ahora comienza propiamente la preparación del plato.
Vaya a la baulera y busque los viejos álbumes de discos de 78.
Saque "In der Finster", cantado por Sarah Gorbi, baje el fuego a mínimo y póngalo en la olla.
Agregue, de a poco (para que la preparación no se enfríe, porque si se enfría, sufre) dos fotos suyas de cuando era bebé, en Miramar; un buen puñado de suspiros; dos cucharadas soperas de quejas (mejor que sean catorce las cucharadas) y medio litro de lágrimas.
Si su idische mame era rusa, una pizca de sal.
Si era polaca, medio kilo de azúcar.
Matze con manteca y réitaj, como el que le daban para la merienda; una ráfaga de eso olor a arenques y a pepinos y a wurst, que a uno le aromatizaba el alma cada vez que entraba a las famosas perfumerías Nemirowski, Brusilowsky, ó Szmedra; y un cuarto kilo de esa luz dorada que daban las velas durante el séder de Péisaj y que no sé porqué ahora las velas de porquería ya no dan más.
Bata en un bol algunas imágenes de sus bobes y zeides y tíos y tías, incluso algunas de los tíos y tías que usted no conoció personalmente, pero sí por las fotos que su mamá guardó durante toda la vida y que fueron lo único de esos tíos y tías que pudo salir de Polonia y de Lituania y de Ucrania.
Por un colador fino, vaya dejando caer hilitos de los mejores recuerdos.
Y no se preocupe por los malos: si es un colador lo suficientemente fino, no hay peligro.
Deje cocinar un rato, hasta que todo se haya unido muy bien y formado una masa homogénea.
Saque porciones, haga knéidalaj y hiérvalos en el caldo que habrá hecho, aparte, con la gallina.
Decore con un pedacito de cielo azul bien picadito; del mismo cielo que iluminaba y embellecía aquella mañana tan triste en Tablada.
Y sírvale un buen plato a sus hijos y vigile que se lo coman hasta el fondo, que tan mal no les va a hacer.